A propósito del libro “La Mafia Médica” de la doctora Gislaine Lanctot comentábamos con un amigo que se trataba de un problema de incentivos; no es necesario recopilar los espantosos datos, es solo darse cuenta donde se han puesto los incentivos. Toda la empresa que participa del negocio de la salud… lo cierto es que el negocio está en la enfermedad, no en la salud, cualquiera que participe de este mercado estará interesado en que aumenten las enfermedades y no en disminuirlas. Las grandes transnacionales de la salud verían con horror si alguien descubre “La Cura de Todas las Enfermedades”, como afirma en su libro la ex doctora Clark.
Se invierten millones de millones en nuevas tecnologías, drogas y medicamentos, nos abrazamos todos los años con los nuevos descubrimientos de la medicina, con los brillantes premios Nobel, con las tremendas inversiones gubernamentales… pero lo cierto es que no nos enfermamos menos, cada tanto aparecen nuevas enfermedades, virus que mutan, bacterias acecinas… Mientras el negocio permanezca del lado de la enfermedad y no de la salud, seguiremos muertos de miedo y pagando cada vez más.
Por muy inmoral que sea el juego de las empresas médicas, no son ellos los principales responsables, quienes deben regular este mercado y fijar los correctos incentivos, es decir los legisladores, los políticos, son los verdaderos responsables. También son responsables los periodistas que no informan, que no ponen el tema en el debate.
Si el índice económico de este negocio fuera la salud, si pagáramos nuestro seguro de salud cuando estamos sanos, pero recibiéramos indemnizaciones si no lo estamos, las empresas invertirían sus estrategias, la medicina sería menos espectacular pero mucho más efectiva.