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Hemos asistido, desde el último puesto de esta galería, a un nuevo deporte, y muy popular; el éxito debe tener entre otras muchas causas una relación con cierto símil erótico en eso de introducir sondas varias y otro tipo de maquinaria hacia las profundidades…
El partido se jugó muy bien y se ganó con justicia, pero no será la parte deportiva la que me motive; para ello comentaristas sobran. Es precisamente este exceso de cobertura lo más atrayente, esto que bordea en la locura, algo que ni el DT podría haber imaginado. Está claro que el estadio se preparó para el público local y que de a poco fueron girando cámaras y micrófonos que jamás habían apuntado hacia este apartado país, y de pronto las sonrisas de nuestros técnicos ya no daban el ancho para tanta pantalla. La cobertura superó en la final a la del mundial de futbol! Cada cual tendrá sus íntimos motivos para observar tan atentamente los viajes del Fénix II, pero por un par de días las atrocidades de este mundo quedaron en la página 2.
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Y para terminar unas palabras sacadas de El Mostrador:
"Mientras estábamos mirando la tele, el Parlamento le hizo su propio regalito a la gran minería extranjera con el nuevo royalty y se entronizó el autoritarismo anti-republicano con la nueva norma sobre maltrato de palabra a carabineros. Pero estos temas son fomes, no le interesan a CNN ni a la televisión china, no son portada ni en Moscú ni en Katmandú, y por lo tanto no queda más que esperar que el próximo desastre nos haga sentir de nuevo que somos un ejemplo mundial y récord de rating universal. Y me olvidada: Viva Chile. Mierda."
